CÓMO EVITAR Y TRATAR LAS FRACTURAS POR ESTRÉS
Las fracturas por estrés son pequeñas fisuras que se desarrollan en los huesos sometidos a un esfuerzo repetitivo o intenso. Son comunes entre los atletas, pero también afectan a personas con trastornos alimentarios, osteoporosis o deficiencias nutricionales.
Este tipo de fracturas a menudo es complejo de identificar, ya que no aparece claramente en las radiografías estándar. Se requiere un examen clínico detallado y, en algunos casos, una gammagrafía ósea para el diagnóstico. Las complicaciones asociadas con las fracturas por estrés no tratadas pueden ser graves, incluyendo una consolidación imperfecta, una infección o necrosis ósea.
Comprender las Fracturas por Estrés
¿Qué es una fractura por estrés?
A diferencia de una fractura tradicional provocada por un golpe directo, una fractura por estrés es una fisura diminuta que se desarrolla en el hueso. Es el resultado de cargas repetitivas o excesivas aplicadas al hueso, que conducen a un conjunto de microfracturas. Esta situación ocurre cuando el hueso, enfrentado a un desequilibrio entre su degradación y su regeneración, ya no puede adaptarse a estas presiones continuas.
Signos y Síntomas a Tener en Cuenta
El principal síntoma de una fractura por estrés es el dolor progresivo, intenso y focalizado. Su intensidad aumenta durante el ejercicio y disminuye con el reposo. Otros síntomas pueden incluir hinchazón o sensibilidad incrementada en la zona afectada. Si no se trata, el dolor puede volverse constante, impidiendo cualquier actividad física. Este tipo de fractura es particularmente común en los huesos que soportan peso, como la tibia, el fémur, los pies o la pelvis.
Poblaciones en Riesgo y Actividades de Alto Riesgo
Los deportistas, especialmente aquellos que practican disciplinas que implican impactos repetitivos en el suelo como correr, saltar, bailar o hacer gimnasia, tienen una mayor probabilidad de sufrir fracturas por estrés. Un aumento brusco en la intensidad, frecuencia o duración del entrenamiento, así como el uso de calzado inadecuado, pueden incrementar el riesgo. Las mujeres, especialmente aquellas con trastornos alimentarios, osteoporosis o deficiencias en vitamina D o calcio, también son más vulnerables. Las personas con sobrepeso, un arco plantar muy pronunciado o expuestas a un alto nivel de estrés también están en el grupo de mayor riesgo.
Prevención de las Fracturas por Estrés
Adoptar una Alimentación y una Hidratación Adecuadas
Para prevenir las fracturas por estrés, es crucial proporcionar a tu cuerpo los nutrientes esenciales para una buena salud ósea. Favorece alimentos ricos en calcio, vitamina D, proteínas y micronutrientes. Beber suficiente agua también es fundamental para evitar la deshidratación, que puede hacer que los huesos sean más susceptibles a fracturas al debilitarlos.
La Importancia del Equipamiento Deportivo Apropiado
Elegir el equipo deportivo adecuado juega un papel clave en la prevención de las fracturas por estrés. Opta por zapatos que se adapten a tu tipo de pie, a la actividad que practicas y al tipo de terreno. Deben ser cómodos, bien amortiguados y ajustados. También es aconsejable renovar tus zapatos regularmente debido al desgaste. Utiliza, si es necesario, protecciones como rodilleras, tobilleras o plantillas ortopédicas.
Planificación del Entrenamiento y Descanso Adecuado
Planificar tu entrenamiento es esencial para evitar las fracturas por estrés. Respeta los principios de progresividad, variedad y recuperación. Aumenta gradualmente la intensidad, la frecuencia y la duración de la actividad, teniendo en cuenta tu nivel y tus objetivos. Si es posible, varía los tipos de ejercicios, las superficies y las demandas articulares y musculares para evitar la sobrecarga en ciertas áreas. Finalmente, concédele a tus huesos periodos de descanso suficientes para permitir su regeneración.
Refuerzo Muscular y Flexibilidad
El refuerzo muscular y la flexibilidad son cruciales para prevenir las fracturas por estrés. Una musculatura fortalecida protege los huesos al aumentar su resistencia y densidad. Enfócate en el refuerzo de los músculos de la parte inferior del cuerpo, así como del tronco y la parte superior del cuerpo, para mantener una postura equilibrada. Es importante priorizar el trabajo de core en particular.
La flexibilidad, por otro lado, mejora el rango de movimiento y reduce las tensiones musculares. Practica estiramientos regularmente, antes y después del ejercicio, enfocándote en las áreas más exigidas.
Tratamiento y Recuperación de las Fracturas por Estrés
Cuándo y Cómo Consultar: Diagnóstico Médico
Si experimentas un dolor persistente, localizado y que se agrava con la actividad física, es crucial consultar a un médico rápidamente. Él podrá realizar un examen y prescribir pruebas complementarias esenciales para confirmar el diagnóstico de fractura por estrés. La radiografía puede revelar una fractura después de algunas semanas, pero pruebas más sensibles como la gammagrafía ósea o la resonancia magnética permiten detectar una fractura por estrés de manera más temprana.
Principios Básicos del Tratamiento
El reposo es fundamental en el tratamiento de una fractura por estrés para permitir que el hueso se regenere. Es esencial limitar los movimientos y la presión sobre la zona afectada. El uso de muletas, plantillas ortopédicas o zapatos/botas de apoyo ortopédico puede facilitar y acelerar la recuperación. El tratamiento varía según la ubicación y la gravedad de la fractura. Generalmente, se requiere un período de reposo de 6 a 8 semanas, durante el cual se deben evitar las actividades de impacto. En algunos casos, puede ser necesaria una inmovilización o una intervención quirúrgica.
Estrategias para Manejar el Dolor y la Inflamación
Para aliviar el dolor y la inflamación, se pueden utilizar medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs), como el ibuprofeno o el diclofenaco, siguiendo las indicaciones médicas. Aplicar hielo en la zona afectada durante 15 a 20 minutos, varias veces al día, también se recomienda. Es aconsejable evitar el calor, que podría intensificar la inflamación. Elevar el miembro afectado también ayuda a mejorar el retorno venoso y reducir la hinchazón. Además, el uso de TENS puede proporcionar un alivio eficaz del dolor.
Consejos para un Regreso Seguro a la Actividad Física
El regreso a la actividad física después de una fractura por estrés debe ser gradual y adaptado. Debes esperar hasta que el dolor haya desaparecido por completo y obtener la aprobación del médico. Comienza con ejercicios suaves y sin impacto como caminar, andar en bicicleta o nadar. Aumenta gradualmente la intensidad, la frecuencia y la duración del ejercicio, escuchando a tu cuerpo y respetando tus límites. Un buen calentamiento y estiramientos adecuados antes y después del ejercicio también son esenciales. Elegir una actividad que se ajuste a tu nivel, objetivos y que te guste es crucial para una recuperación exitosa.
Seguimiento Post-Tratamiento y Prevención de Recidivas
Después de una fractura por estrés, es crucial realizar un seguimiento médico regular para asegurar la correcta consolidación del hueso y el regreso adecuado a la actividad física. Para prevenir recaídas se recomienda adoptar medidas de prevención efectivas, tales como:
- Mantener una alimentación equilibrada, rica en calcio y vitamina D.
- Elegir calzado adecuado.
- Elaborar un plan de entrenamiento bien estructurado y permitir periodos de descanso.
- Reforzar los músculos y trabajar en su flexibilidad.
También es importante consultar a un médico en caso de sospecha de enfermedad ósea subyacente, como la osteoporosis, o en presencia de trastornos del comportamiento alimentario.
Conclusión
Las fracturas por estrés se manifiestan con un dolor progresivo y localizado, exacerbado por el ejercicio físico. Se trata de lesiones comunes no solo entre los deportistas, sino también entre las personas que sufren enfermedades o trastornos que comprometen la fortaleza ósea. Un diagnóstico médico preciso y un tratamiento a medida son esenciales, a menudo requiriendo reposo, a veces inmovilización o intervención quirúrgica. El regreso a las actividades debe ser gradual y seguro, utilizando métodos preventivos contra las fracturas por estrés. Esto incluye una nutrición e hidratación adecuadas, el uso de equipo deportivo adecuado, una planificación meticulosa del entrenamiento, intervalos de descanso más largos, y la realización de ejercicios de fuerza muscular y mejora de la flexibilidad. Adoptando estas prácticas, la práctica deportiva se vuelve más segura, minimizando el riesgo de nuevas lesiones.
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