RECONOCER LA TENDINOPATÍA ROTULIANA

La tendinopatía rotuliana es una enfermedad que afecta al tendón que une la rótula al hueso tibial. Este tendón se denomina tendón rotuliano o tendón cuadricipital.

Cuando flexionas o extiendes la pierna, el tendón rotuliano permite que los músculos muevan la rótula y transmitan la fuerza necesaria para realizar estos movimientos.

La tendinopatía rotuliana se produce cuando este tendón se irrita, inflama o daña. Esto puede ocurrir como resultado de una serie de factores, como movimientos repetitivos en los que intervienen las rodillas, uso excesivo, traumatismos o problemas anatómicos.

Los síntomas de la tendinopatía rotuliana pueden variar de una persona a otra, pero los signos más comunes son los siguientes

  1. Dolor en la parte delantera de la rodilla, alrededor o debajo de la rótula.
  2. Dolor durante la actividad física, como correr, saltar o flexionar la rodilla.
  3. Sensibilidad o dolor al tocar o presionar la zona afectada.
  4. Rigidez o sensación de debilidad en la rodilla.

Si sospechas que sufres una tendinopatía rotuliana, es aconsejable que consultes a un médico o un fisioterapeuta. Ellos podrán evaluar tus síntomas, hacer un diagnóstico preciso y recomendarte un plan de tratamiento adecuado.

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LA TENDINOPATÍA ROTULIANA?

La tendinopatía rotuliana puede deberse a diversos factores y mecanismos. Estos son algunos de los factores que pueden contribuir a su aparición:

SOBREUSO
La repetición frecuente de movimientos que sobrecargan las rodillas, los saltos o la flexión excesiva de la rodilla pueden provocar una tendinopatía rotuliana.

MALA TÉCNICA DE MOVIMIENTO
Una mala técnica de movimiento durante las actividades físicas puede ejercer una presión excesiva sobre el tendón rotuliano, provocando irritación o inflamación. Esto puede ocurrir si los músculos del muslo no son lo suficientemente fuertes como para sostener correctamente la rótula, o si los movimientos se realizan de forma desequilibrada.

FACTORES ANATÓMICOS
Ciertos factores anatómicos pueden aumentar el riesgo de desarrollar una tendinopatía rotuliana. Por ejemplo, una rótula que no esté correctamente alineada o una malformación anatómica pueden crear una tensión adicional en el tendón rotuliano.

DEBILIDAD MUSCULAR
El desequilibrio muscular, en particular la debilidad de los músculos del muslo, como el cuádriceps, puede ejercer una presión excesiva sobre el tendón rotuliano. Si los músculos que rodean la rótula no son lo suficientemente fuertes como para absorber las fuerzas durante el movimiento, el tendón puede sobrecargarse.

TRAUMATISMO
Un traumatismo directo, como una caída sobre las rodillas o un golpe violento, puede dañar el tendón rotuliano y provocar una tendinopatía.

FACTORES GENERALES DE SALUD
Ciertas condiciones médicas, como la artritis, la diabetes o la obesidad, pueden aumentar el riesgo de desarrollar tendinopatía rotuliana. Además, una mala circulación sanguínea o una reducción de la capacidad de curación del organismo pueden influir en la salud del tendón.

En cuanto al uso excesivo, se trata principalmente de los siguientes deportes, debido a la tensión repetitiva o excesiva ejercida sobre el tendón rotuliano:

  • Correr: La carrera regular y prolongada, sobre todo en superficies duras, puede someter al tendón rotuliano a una tensión intensa.
  • Deportes de salto: Los deportes que implican saltos frecuentes, como el baloncesto, el voleibol, el salto de altura o el salto con pértiga, ejercen una presión importante sobre el tendón rotuliano.
  • Deportes de pelota: Deportes como el fútbol, el tenis, el balonmano y el rugby pueden requerir movimientos rápidos, cambios bruscos de dirección y acciones de salto, que pueden afectar al tendón rotuliano.
  • Ciclismo: Aunque el ciclismo suele considerarse una actividad de bajo impacto para las rodillas, unos ajustes ergonómicos inadecuados o una intensidad excesiva pueden provocar una sobrecarga del tendón rotuliano.
  • Deportes de combate: Los deportes de combate como el judo, el boxeo o el kárate pueden implicar movimientos rápidos y cargas pesadas sobre las rodillas, lo que puede aumentar el riesgo de tendinopatía rotuliana.

TRATAMIENTO INICIAL DE LA TENDINOPATÍA ROTULIANA

El tratamiento de la tendinopatía rotuliana puede incluir medidas como reposo, modificación de las actividades físicas, aplicación de hielo, uso de antiinflamatorios, uso de TENS y ejercicios específicos de fortalecimiento muscular con o sin electroestimulación. En los casos más graves, se puede considerar la cirugía, aunque es poco frecuente.

PERÍODO DE REPOSO
El periodo de reposo recomendado para la tendinopatía rotuliana puede variar en función de la gravedad de la lesión y de las recomendaciones específicas del profesional sanitario. En general, el reposo es importante para permitir que el tendón se cure y regenere. Sin embargo, el reposo total prolongado también puede provocar debilidad muscular y pérdida de forma física.

Puede considerarse el uso de electroestimulación muscular durante el periodo de reposo forzado para ayudar a mantener o minimizar la pérdida de masa muscular. La electroestimulación puede utilizarse para estimular pasivamente los músculos e inducir contracciones musculares sin ningún esfuerzo físico activo.

Si tienes un electroestimulador, te aconsejamos que utilices primero el programa de tonificación muscular y, por supuesto, en los cuádriceps. No dudes en descargarte la aplicación gratuita Compex Coach para más detalles. No obstante, si tienes previsto utilizar la electroestimulación muscular durante el reposo forzado, es aconsejable que consultes a un profesional de la salud o a un fisioterapeuta que pueda evaluar tu estado específico y ofrecerte los consejos adecuados.

REANUDACIÓN DE LA ACTIVIDAD FÍSICA
Tras este periodo inicial de reposo, se suele recomendar la reanudación gradual de la actividad física. Esto puede implicar ejercicios específicos de fortalecimiento muscular, estiramientos o actividades de bajo impacto para las rodillas, bajo la supervisión de un profesional sanitario o fisioterapeuta. El objetivo es fortalecer los músculos que rodean la rodilla para estabilizar la rótula y promover una curación adecuada.

Es importante tener en cuenta que cada caso de tendinopatía rotuliana es único, y los tiempos de reposo y recuperación pueden variar de una persona a otra.

ALIVIAR EL DOLOR DE LA TENDINOPATÍA ROTULIANA
El TENS (estimulación nerviosa eléctrica transcutánea) es una modalidad de tratamiento utilizada para aliviar el dolor. Consiste en la aplicación de electrodos en la piel, cerca de la zona dolorida, que emiten impulsos eléctricos leves.

En el caso de la tendinopatía rotuliana, el uso de TENS puede ser beneficioso para algunas personas como método de tratamiento del dolor. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la TENS no trata directamente la causa subyacente de la tendinopatía rotuliana.

El TENS puede ayudar a aliviar el dolor bloqueando parcialmente la transmisión de señales de dolor al cerebro y liberando endorfinas, que son sustancias naturales que reducen el dolor. Esto puede ofrecer un alivio temporal, pero es importante entender que el TENS no cura la tendinopatía rotuliana en sí.

Es aconsejable consultar a un médico o un fisioterapeuta, para obtener un diagnóstico preciso de la tendinopatía rotuliana y asesoramiento sobre el tratamiento adecuado. Ellos podrán recomendar un enfoque integral para el tratamiento del dolor, que puede incluir TENS, así como otras modalidades de tratamiento, como el ejercicio terapéutico, estiramientos, terapia manual o el uso de medicamentos antiinflamatorios, si así lo consideran.

PREVENCIÓN DE LAS RECAÍDAS DE LA TENDINOPATÍA ROTULIANA

Es importante seguir los consejos y recomendaciones del profesional sanitario para favorecer la curación y prevenir las recaídas. La rehabilitación progresiva, el fortalecimiento muscular y evitar las actividades que agravan los síntomas pueden ayudar a aliviar la tendinopatía rotuliana.

Hay una serie de medidas puedes tomar para prevenir la tendinopatía rotuliana o reducir el riesgo de que se produzca. He aquí algunos consejos:

FORTALECE LOS MÚSCULOS DE LAS PIERNAS:
Es esencial fortalecer los músculos de los muslos, sobre todo los cuádriceps, para sostener y estabilizar la rótula. Ejercicios como sentadillas, estocadas, extensiones de piernas y ejercicios de fortalecimiento de los músculos pélvicos pueden ser beneficiosos. El uso de la electroestimulación también es una verdadera ventaja: Tratamiento de la tendinopatía rotuliana | Compex

AUMENTA GRADUALMENTE LA INTENSIDAD DE TU ENTRENAMIENTO:

Evita los aumentos bruscos y excesivos de la intensidad o la duración de tu entrenamiento. Los aumentos graduales permiten que tus músculos y tendones se adapten poco a poco a la carga de trabajo.

CALIENTA Y ESTIRA:
Antes de cualquier actividad física, asegúrate de calentar adecuadamente para preparar tus músculos y tendones para el esfuerzo. Los estiramientos dinámicos también pueden ser útiles para mejorar la flexibilidad de los músculos que intervienen en los movimientos de la rodilla.

UTILIZA LA TÉCNICA ADECUADA:
Aprenda técnicas de movimiento adecuadas y utilice la forma correcta durante las actividades físicas, especialmente las que suponen un esfuerzo para las rodillas. Una mala técnica de movimiento puede aumentar la tensión sobre el tendón rotuliano.

UTILIZA CALZADO ADECUADO:
Utilice un calzado apropiado para sus actividades físicas, que ofrezca un buen apoyo, una amortiguación adecuada y estabilidad para reducir el impacto sobre las rodillas.

TÓMATE DESCANSOS Y ESCUCHA A TU CUERPO:
Dale a tu cuerpo tiempo para recuperarse entre sesiones de entrenamiento y actividades físicas intensas. Si sientes dolor o molestias en la rodilla, tómate un descanso y consulta a un profesional sanitario si es necesario.

MANTÉN UN PESO SALUDABLE:

Mantener un peso saludable reduce la presión sobre las articulaciones, incluidas las rodillas, lo que puede ayudar a prevenir lesiones y trastornos tendinosos.

EFICACIA PROBADA

Respaldados por estudios clínicos que demuestran su eficacia, los estimuladores Compex son productos sanitarios de clase II y cumplen los requisitos de la Norma Médica Europea 93/42 CEE.

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